lunes, 5 de octubre de 2015

Caravaneando... Fuengirola (Costa del Sol)

Toma de contacto
Bueno llegó el día, tras un intento fallido de salir con la Roller Aloha 420f el fin de semana anterior, y por supuesto tras muchas horas en Internet, y al menos ocho o nueve caravanas vistas, el viernes veinticinco de septiembre, tuvo lugar nuestra primer salida.
Atrás quedaba la expedición a Los Rosales para comprar la Roller, por supuesto los ensayos generales en El Molino del Toro, donde "to Santo Dios" se subió a la misma para ojearla y de paso dar su opinión, con los niños atrincherados y deseosos de dormir allí dentro la siesta. Con  Carmela (mi chica) y Sensi (la Cuñada) pegandose un buen tupitón de limpieza, mientras que Juan Antonio (el cuñado) hacía algunos ajustes de bricolage. Antes habíamos probado todas las virtudes de la Roller, aire acondicionado, presión de la bomba de agua y los grifos,  los quemadores de la hornilla de "butano" de la cocina, la claraboya. También la Roller pasó por el taller para verificar, o en su caso arreglar, las zapatas de los frenos, rodamientos, etc…

La hora de la salida. 
Lo dicho que el viernes a las cinco menos dos minutos de la tarde y tras colocar los espejos retrovisores salimos de la nave dirección a la Costa del Sol. Lo primero que hicimos fue incorporarnos a la N-331, dirección Aguilar de la Frontera, para una vez en la rotonda anterior a dicha localidad tomar la Autovia A-45. Vehiculando íbamos con Carmela al volante, cuando justo antes de incorporarnos a la A-45, y tras mirar por el retrovisor pude ver una de las ventanas de la Roller alzada. Las alarmas se encendieron teniendo que parar y entrando en la caravana, para cerrar dicha ventana y de paso repasar las demás. Luego y una vez en ruta tuvimos tráfico fluido hasta las cercanías de Málaga donde la cosa cambió, entonces el tráfico se complicó bastante, teniendo que prestar muchísima más atención, para no cometer errores y de paso tomar la salida hacia el camping de forma correcta. Concrétamente en el kilómetro 207 de la N-340 (A-45).
Carmela se manejo genial poniendo a prueba el Volvo XC90, y de paso poniéndose a prueba a ella misma, mientras que yo atendía a los movimientos del tráfico para facilitarle la conducción. Y es que una de las cosas que hemos asumido tras comprar la Roller es que la manera de vehicular ha cambiado, y por ello tenemos que adaptarnos a una nueva conducción, sin prisas, disfrutando del viaje, conscientes de que movemos mas de diez metros de vehículo articulado, y por ello es importantisimo una buena compenetración.

Llegada al camping
Sobre las siete y pocos minutos de la tarde llegábamos al parking del camping, y como si fuésemos los amos del mismo, dejamos el “comboy” atravesado en el parking. Al bajarnos dirección a la recepción volvimos la mirada a la Roller y luego mirándonos nosotros sostuvimos unas sonrisillas acompañadas de cosquilleo en el estomago que expresaba la satisfacción de cumplir con nuestro primer objetivo de la escapada. ¡Habíamos llegado sanos y salvos! Y sin ningún incidente. Bueno el de la ventana, pero este suponía poca cosa.
Al entrar en la recepción nos saludó Juan, el segundo en el escalafón de la jerarquía del camping, tras Bartolomé, el cácaro de todo, y por encima de Miguel, el último en llegar. Tiempo nos faltó para confesar a Juan que éramos noveles. Es decir que era nuestra primera salida. Tampoco creo que Juan necesitase mucho para creernos, y quizás por ello se mostró de lo más amable con nosotros, mostrándonos las parcelas disponibles primero, y acompañándonos después hasta la que habíamos elegido. Nos ayudó a colocar la Roller en la parcela (433), y mientras lo hacía no dudo en hacernos un tercer grado a cerca de la caravana, incluso le pareció algo caro lo que habíamos pagado por ella, aunque al decirle que la habíamos comprado en Sevilla consideró buena la compra. Tras ayudarnos, empaparse de todo, y orientarnos de cara a posibles nuevas compras se marchó y nos dejó a nuestro libre albedrío. Y justamente en ese momento entramos en el mundo del caravaning de lleno. Colocamos las patas de la Roller, y tras un par de escarceos creímos dejarla nivelada casi a la primera. ¡Uff! Falto poco, pero los floripondios de las cortinillas de la puerta de entrada parecían gritarnos silenciosamente, con su caída vertical ladeada un rotundo ¡No, esto no esta nivelado! Al clavar nuestras miradas en dichos floripondios nos dimos cuenta, pero directamente pasamos, nosotros ya estábamos a lo nuestro, colocando chismes, sacando las mesas y hamacas, la caja de herramientas, la sombrilla de playa. Carmela parecía poseída y mientras yo colocaba la rafia en el suelo de la parcela, ella comenzó a "hacer sábado" con cubo y fregona en mano, luego procedimos a darle a todas las llaves de la luz, a lo grifos, a encender la hornilla del gas y la nevera, a subir los oscurecedores, y como no, a poner en funcionamiento el aire acondicionado, aunque afuera hiciese una temperatura que rondaba los veinte y poco grados y sin calor excesivo. ¡Madre mía que trajín!

Luego llegó el descanso del guerrero, eso que tantas veces había leído en los blogs de viajes de caravanas. ¡Cervezón frio! Sentaditos en las hamacas con la Voll-Dam en la mano y mirando como dos gilipollas a la Roller, que en esos momentos nos parecía el artilugio mejor diseñado del mundo, a pesar de que estuviésemos rodeados de caravanas y autocaravanas de ensueño. A nosotros dos nos daba igual, es más no veíamos mas allá de la parcela 433, y mientras nos regocijábamos con nuestra magnifica casa rodante no dejábamos de ansiar que llegase el momento de la cena para nuevamente enchufar la hornilla y volvernos a “guirrar” con  ella, o de que llegase la hora de acostarnos para por fin dormir en la cama.

Nuestra parcela (433)
Nuestra ubicación 
La parcela 433 no está nada mal, es más, está genial. Podríamos decir que nos encontramos en un lugar de paso, de pernoctación, llamémoslo así. Aunque a nuestra derecha tenemos a un matrimonio británico de jubilados que por lo que aparentan, tienen pinta de tener la caravana pinchada todo el año. El avance, las flores, las bicicletas y sobre todo lo protegida que tienen la caravana (de las grandes) así no lo hace pensar. Justamente detrás, mas de lo mismo, aunque estos son daneses, y tienen pinchada una caravana no muy vieja. Sin embargo en las parcelas que hay a nuestra izquierda el día que llegamos no había nadie, pero sucesivamente fueron pernoctando autocaravanas de alemanes franceses. Y un poco mas a izquierdas siguiendo por el vial 4, en el que estamos nos encontramos con los servicios, siempre limpios con duchas de agua caliente de grifos y no de pulsador (esto se agradece) y con el bloque de lavaderos de ropa y de utensilios de cocina.

Mas que un camping, un pueblecito nordico...
El camping es un autentico pueblecito a todo lujo de retirados nórdicos, donde predominan los finlandeses y a los que hay que unir daneses, algunos suecos e ingleses que espera el desembarco de islandeses. ¡Vamos una fiesta continua! Y digo los de retirados por dos motivos, uno por aquello de que la mayoría de sus habitantes ya están retirados de sus labores profesionales y por aquello de que un número importante de esa población han elegido este lugar para pasar los últimos años de sus vidas bañados por las maravillosas aguas del Mediterráneo y el deseado sol de Andalucía. Ah y por supuesto animados por la sauna de la que dispone el camping, algo muy apreciado por esta gente.
Y con respecto al sol hay que verlos para saber lo que significa el astro rey para ellos. Recuerdo la tarde del domingo veintisiete de septiembre. Yo escribía sentadito junto a la Roller, mientras Carmela estaba en la playa, entonces al sentir un repelús, decidí dejar la sombra y asomarme hasta la calle (vial 4) para que los rayitos de sol que se colaban entre la arboleda me aliviasen un poquito, al mirar a un lado y al otro simplemente "flipé". Aquello era un alboroto silencioso, a mi izquierda y al fondo del vial 4 y justo en frente de la esquina con los servicios un inglés descamisado y con gafas de sol leía sentado en una hamaca un enorme periódico a pleno sol. A mi derecha un matrimonio finlandés cuya humilde casa era una autocaravana Hymer montada en Mercedes (¡poca cosa!), compartían el cacharrito de la sobremesa con otra pareja de compatriotas, lógicamente bajo los rayos del sol. Y mas al fondo aún un, grupo de finlandeses también con autocaravanas de última generación también hacían lo propio.
Entonces decidí dar una vueltecita por el camping, o mejor dicho por aquel trocito del nórdico en Fuengirola. Disfruto haciéndolo, observando las caravanas y autocaravanas, el material de camping que llevan con ellas, los truquillos que utilizan para estar como en casa, los toldos, los jardines que tienen montados, las bicis, las protecciones, el cableado de las parabólicas que dan señal a varias viviendas rodantes a la vez, la banderitas de sus paises, etc… Pero a lo que iba, que cuando me pegué una vueltecita por el camping, pude observar como casi la mayoría de la población del lugar, tomaban su ración de sol de la tarde, algunos apenas se movían, cual auténticos lagartos, otros simplemente dormían bajo los rayos del sol.

Romántica cena a la luz del sol.
Luego volví a mi parcela, me coloqué a la sombrita y continué escribiendo y entonces comenzó otro de los grandes entretenimientos que ofrece el camping para los grandes observadores como es mi caso. Y es que a eso de las seis y media mas o menos de la tarde, los que no han cenado ya, lo están haciendo y los que no lo están haciendo están a punto de comenzar.
Tampoco es muy complicado saber en que momento están. Como digo, los que han terminado desfilan hacía el modulo de servicios donde van a lavar los utensilios de la cena. Este momento es de vital importancia para hacerse una idea de la media de edad de los habitantes de la pequeña colonia nórdica. Los más jóvenes (entre sesenta y pocos y sesenta y muchos) pasan andandito, con ritmo pausado ya que sus barrigas llenas no les permiten meter mucha velocidad a sus cuerpos. Los de más avanzada edad (entre sesenta y muchos y setenta y pocos) lo hacen con sus bicicletas a las que les han incorporado unas cestas para llevar dichos utensilios, y los más puretas (de setenta y poco al infinito) se desplazan en unos carritos a motor para minusválidos con sus cestas, también, incorporadas. En definitiva que Carmela (que en unos años cumplirá los cuarenta) y yo (que en otros tantos llegaré a los cincuenta) éramos auténticos babys entre tanto abuelete.
Tampoco era complicado adivinar quién estaba recién terminado de cenar, el ruido de platos y cubiertos amontonándose en las famosas cestas que llegaba desde los aledaños facilitaba la investigación. Este dato en cualquier otro camping de costa es complicado de contrastar, pero el majestuoso silencio del lugar ayudaba de forma definitiva. Es más, minutos después a estos les tocaba desfilar hacía los servicios, normalmente hombres en los que de vez en cuando se colaba alguna señora de sesenta, setenta o de infinita edad, liada en su albornoz, y levantando la lívido entre sus paisanos. En mi caso y en ningún momento se me disparó. También algún despistado pasaba con el casette del wc portátil preparando el artilugio para la meadilla de la madrugada.
Después de cenar tienen un rato de esparcimiento, que en algunas ocasiones consiste en una pequeña charlita con los vecinos, con tono bajo, y en otros en sanear la parcela de hojas secas que debido a las fechas que estamos van cayendo al suelo. Entonces se enfundan de unos palos con punta redondeada y punzante, y sin agacharse empiezan a pinchar una hoja tras otra rompiendo el armonioso silencio con unos crujidos alborotadores. Como en la ocasión anterior en cualquier otro camping este ruido es casi imposible de escuchar pero aquí te llega hasta el alma. Y una vez limpia la parcela y con la colada también recogida se adentran en sus magníficas viviendas, apagan las luces y solo con un hilito de luz proveniente de los últimos modelos de leds comienzan a leer, a ojear el portátil o la tableta, o a ver la tele, para seguir la actualidad de sus paises, gracias a las tremendas parabólicas  de las que disponen. A esas alturas del día el sol ya ha desaparecido del horizonte y prácticamente cuando ha caído la noche cada mochuelo está en su olivo. Es como si temiesen perderse por el camping y se quitan de en medio. También a esas horas Carmela ya ha vuelto de la playa, yo ya estoy duchadito y nos preparamos a hacer la cena mientras nos tomamos un aperitivo. Y claro por mucho que uno trate de no molestar y de integrase en los horarios de esta gente, no hay manera. Es más cuando desde dentro de nuestra maravillosa Roller Carmela comienza a cocinar unos filetitos de lomo, el aroma a "carnaca a la plancha" que sale de la parcela 433 inunda el camping, menos mal que los que no están durmiendo, están a punto. Luego y sentaditos en las sillitas y con la “jateria” en la mesa de camping, botella de tinto incluida comenzamos a comer bajo la luz de la luna, entonces nos sentimos los inquilinos del poblado más felices del mundo.

Playa de El Ejido
Horarios europeos
Con respecto a la coincidencia de horarios para comer observamos que solo teníamos un punto en común. Me explico. Cuando nosotros desayunábamos a eso de las diez y algo de la mañana, ellos estaban cocinando el almuerzo, cuando nosotros volvíamos de la playa para almorzar a eso de las tres y algo, ellos estaban preparando sus guisos para la cena. Cuando nosotros nos estábamos tomando un cacharrito de Larios con Tónica en la playa sobre las siete de la tarde, ellos (ahora sí) también lo estaban haciendo en el camping. Pero en su caso era el cacharrito de antes de acostarse. Luego cuando nosotros cenábamos a eso de las diez y media o las once y después a eso de las doce aún estábamos con el Larios de antes de acostarnos, con charlita buena, y bajita, muy bajita, recordando anécdotas, imaginando planes, soñando despiertos, ellos ya estaban fritos, o en su defecto se habían levantado para echar la meadilla de media madrugada.
Pasada la medianoche nos tocaba a nosotros entrar a nuestros aposentos para descansar o lo que encartara, pero antes y al subir  a nuestra a humilde morada afinamos el olfato para verificar que el olor a lomo a la plancha que horas antes inundaba la Roller y medio camping había desaparecido. Y efectivamente, si algo bueno tiene una vivienda con ruedas de diez metros cuadrados es que abriendo la ventana del salón y la de la cocina, la corriente de aire elimina los malos olores en cuestión de minutos. Y claro después de días tan intensos y cuando te ves acostadito en tu cama de dos diez de largo por uno treinta de ancho, con todo cerradito menos la claraboya que te permite ver el cielo, vuelves a tu mas lejana infancia cuando jugabas a las casitas, y claro ya puesto, dejas de jugar a las casitas para jugar a los medicos… Eso sí, nosotros ni hemos recogido hojas, ni tan siquiera las toallas que siguen colgadas en el tendedero, es más la botella de tinto vacía, el cenicero encolillado y no se que cosa más quedan al amparo de la noche en nuestra parcela.

La calle donde estuvimos alojados (Vial 4)
Para colmo, eclipse.
Eso si, todo lo comentado antes, sino  hay eclipse de luna, ya que entonces pones el despertador a las cuatro y media de la mañana,y cuando suena el reloj y te despiertas, durante unos segundo no sabes ni donde estás, luego te enfundas un pantalón corto y una camiseta, abres la puerta de la Roller y pones pies en el suelo, pisando unas pocas de hojas secas y pensando: !A que despierto a los vecinos! Luego miras a tu alrededor y ves como las hojas secas han tomado nuevamente las parcelas de los puretas nórdicos. Y entonces te alegras pensando que ya tienen entretenimiento para la tarde del dia siguiente. Como puedes y medio durmiendo miras al cielo buscando la luna, pero la arboleda no deja ver nada, entonces comienzas a caminar por el camping, todo esta en silencio (si a plena luz del día no se oye nada, ni os cuento a las cuatro y media de la mañana) y cerca del ala de los servicios una de las pocas tiendas de campaña canadienses que hay instaladas en el camping, parecen tener vida propia y un baibén disimulado te hace pensar, ¡coño esos deben de ser españoles que están zumbando!
Sigo caminando y mirando al cielo y justo en el vial 6, y tras levantar la cabeza puedo ver la luna. Ha perdido el resplandor que horas antes casi no nos permitía mirarla fijamente, ahora esta oscura, rojiza, entre tinieblas, me quedo embobado, tanto que durante unos minutos no soy capaz de ver a los vecinos que a pocos metros de mi también observan la luna, callados. Las mujeres abrigadas con sus albornoces, los hombres con sus batines. Todos en silencio, y al verme un saludo callado lleno de complicidad ante lo que estamos viendo, sirve como idioma universal entre gentes de lugares tan dispares como los de ellos y el mío. Luego vuelvo a la tienda, (perdón eso era antes), vuelvo a la Roller, entro  despacito, a oscuras y tras cerrar la puerta y meterme en la cama despacito, oigo la voz susurrante de mi Carmela medio dormida que me dice: ¿Qué has visto? ¿está chulo, me levanto? Yo le contesto con un beso y me acurruco en ella, y otra vez me siento el hombre más feliz del mundo.

La vuelta .
En la vuelta me tocó a mi conducir, ahora era yo el que se tenía que probar conduciendo con la casa a cuestas, incorporándome a la A-45, vehiculando por las rotondas, pasando por los accesos a Málaga y todos los núcleos urbanos de la costa, subiendo y bajando Las Pedrizas, tomando los desvios oportunos. Y la cosa no fue mal.
Tranquilamente recogimos y enganchamos y sobre las ocho de la tarde del lunes veintiocho comenzamos nuestro camino de vuelta. Sabíamos que más de la mitad del mismo lo haríamos de noche, pero como conocemos bien la ruta no nos importó, además la luna nos acompaño. También, los recuerdos de los tres días pasados en el Camping de Fuengirola junto a la colonia nórdica que sabe disfrutar quizás mucho mas que algunos de nosotros de nuestra tierra, de nuestra alegría, de nuestro sol y de nuestras maravillosas costas. En definitiva que nuestra primera experiencia “caravaning” resultó genial, y por supuesto única. Y es que eso de dormir en tu casa y que tu jardín sea la naturaleza es maravilloso.

lunes, 3 de agosto de 2015

Por el Norte de España (I). Subiendo de Punta a Cabo.

Martes 7 Julio 2015.
Montilla – Vielha. 1.052 Km.


Huyendo del frio busque en las rebajas de enero… Así comienza una de las canciones de Joaquín Sabina. Nosotros huyendo de “la calor” del sur, decidimos poner rumbo al Norte de España. Aunque poco consuelo pudimos encontrar, a excepción de las noches, que al menos durante los primeros días pudimos dormir tapaditos. Y es que el verano del 2015, lo recordaremos como uno de los más calurosos de los últimos años.
Pues con ese panorama, partimos el martes siete de julio dirección a la Val d’Aran, a eso de las nueve de la mañana. Algo más de 1.000 Km teníamos de por medio, y entre tanto, cinco comunidades autónomas por las que transitar, (Andalucía, Castilla La Mancha, Madrid, Aragón y Cataluña). Otras nueve provincias que tocar (Córdoba, Jaén, Ciudad Real, Madrid, Guadalajara, Soria, Zaragoza, Huesca, y Lléida). Es decir, atravesar la Península Ibérica de Sur a Norte.
El paso por la Capital, lo hicimos tomando la M-50 dirección Valencia, Zaragoza, y la verdad es que en esta ocasión lo clavamos. Cada doscientos kilómetros más o menos, hacíamos paradita para estirar las piernas, refrescarnos y cambiar al volante.
Poco a poco íbamos subiendo, poco a poco adelantando una infinidad de camiones, entreteniéndonos con la música, o con los paisajes, pero sin perder ni un segundo de atención a la carretera, que a veces era autovía. Más concretamente hasta Zaragoza, y luego fue autopista hasta Lleida, y finalmente nacional hasta Vielha.
En los 1.052 Km, que hicimos hasta la capital de la Val d´Aran, pudimos disfrutar con la diversidad de paisajes que nos encontramos en nuestro camino. El paso por Despeñaperros, frontera natural de Andalucía con el resto de España. Las llanuras de la Mancha, la magnitud que muestra Madrid a lo lejos, los altiplanos del Valle del Jalón, la Basílica del Pilar rompiendo el cielo de Zaragoza, Los Monegros y sus espectaculares formaciones desérticas. La Catedral de la Seu Vella de Lléida a los pies del Pirineo, dando la bienvenida. Como digo una diversidad de colores, formas, paisajes, y culturas, espectacular.
La parada oficial para almorzar la hicimos en Santa María de Huerta (41°15′53″N 2°10′33″O), un pueblito de la provincia de Soria, de apenas 300 habitantes. Y que lleva el mismo nombre que el Monasterio cisterciense que se comenzó a construir a principios del siglo XXII. En el tuvieron lugar muchos de los concilios de la orden del Císter. Al bajarnos junto al muro del monasterio pudimos confirmar nuestras sospechas de que “las calores” que dejamos en el Valle del Guadalquivir se extendían por toda la Península. Un aire calentón intentaba aliviar los más de treinta y cinco grados a la sombra que acribillaban el entorno.

Monasterio de Santa María de Huerta

Sobre las siete de la tarde tocábamos Lléida, una vez abandonada la Autopista AP-2 o del Nordeste, que tomamos en Alfajarín y en la que pasamos por el arco del Meridiano de Greenwich, comenzamos a vehicular por la N-320.

                 
Paso por el Meridiano de Grenwich
Desierto de Los Monegros.
A nuestro paso cultivos de árboles frutales, y un curioso olor a estiércol que inundaba el entorno. Poco a poco dejábamos atrás los cultivos para ir ascendiendo rodeados de vegetación. El calor seguía siendo insoportable, más de cuarenta grados hacía, cuando al paso por Sopeira nos bajamos del bólido para estirar nuevamente las piernas. El paisaje con el pantano de Escales a los pies del pueblito era precioso, tanto como el bochorno que nos hizo montarnos nuevamente en el coche de forma rápida. La N-320 no deja de serpentear entre Huesca y Lléida, y tras pasar los trece túneles pequeñitos se esconde de las montañas en el túnel de Vielha, que con sus más de cinco kilómetros, separa la comarca de l´Alta Ribagorça y la Val d´Aran. Sorprendente fue atravesar el túnel tras uno de los cientos de camiones con los que nos topamos en nuestro camino, pero más sorprendente aún fue salir del túnel y encontrarnos con una niebla densa, que había hecho anochecer la tarde. No en balde la temperatura del bólido había descendido hasta los dieciocho grados, cuando apenas minutos antes pasaba de los cuarenta.


Sopeira y el pantano de Escales.
Luego el valle con su arquitectura particular, envuelto en las montañas, salpicado de pueblecitos, y con Vielha, como capital de la comarca de Vielha-Mijarana. Sobre las nueve y media aparecíamos en el Hotel Aran la Abuela, donde tras alojarnos, cenar y darnos una duchita caímos rendidos. Eso sí, tapaditos hasta el cuello.


Tras el paso por el Tunel de Vielha.


Por El Norte de España (II). Rulando por la Val d´Aran

Miércoles 8 Julio 2015
Vielha. Rutas de senderismo. (En coche 37´2 Km)

Ruta sobre plano nº 9. Era Artiga de Lin y Uelhs deth Joeu.
En coche.
Vielha – Artiga de Lin. 18´6 Km. (Total. Ida y vuelta. 37´2 Km)

El miércoles amaneció un poco nublado. Tras desayunar lo primero que hicimos fue dirigirnos a la oficina de información, donde nos atendieron muy bien y nos dieron el plano de los senderos, aconsejándonos realizar una ruta que no fuera muy elevada en altitud, por aquello de la niebla. Tomando el consejo comenzamos a vehicular hacia Es Bordes, a través de la N-230, para una vez en dicho pueblo, tomar la carretera hacia Artiga de Lin, que durante unos kilómetros deja de ser asfaltada para convertirse en pista. En el trayecto desde Vielha hasta Artiga de Lin, apenas hay 19 Km, pero lo enrevesado del camino, sobre todo desde Es Bordes hizo que empleáramos unos cuarenta y cinco minutos. En el segundo tramo siempre vamos acompañados del Riu Joeu, protagonista de nuestro destino final y rodeados de una basta vegetación. Al llegar al parking de Artiga de Lin (fácil de encontrar, bien indicado), y dejar el bólido, comenzamos a caminar por una ruta circular, que nos lleva hasta la cascada de a Jelhs deth Joue.

Cascada en Jelhs deth Joeu

Valle cerca de Artiga de Lin
Refugio

El recorrido es fácil, sin dificultad alguna, de unos dos kilómetros, de apenas una horita y a través del mismo, podemos caminar entre unas extensas praderas situadas en plena Vall d´Aran, contiguas al Valle de Benasque de las que las separan tres collados. También a lo largo de nuestra ruta encontramos el refugio de montaña. Pero lo que más impresiona es la cascada. Que resulta ser el nacimiento de un rio que surge de la tierra procedente de las aguas del Glaciar del Aneto, procedente del Valle de Benasque. Nosotros lo hicimos a primera hora de la mañana e incluso aún disfrutamos en parte de nuestro recorrido de una espesa niebla que iba despidiéndose del valle.

Pueblo de Es Bordes

Ruta sobre plano nº 14. Paseo fluvial por los pueblos de Casteiro

Dos cervezas en la Plaça de l´església, con el Ayuntamiento a un lado y con la Esglesia de Sant Miqueu al otro, fueron balsámicas para hacer hora hasta almorzar. Y para mantener nuestras raíces del sur en estas tierras del norte, tras llenar los estómagos nos dimos una siestecita para recuperar fuerzas definitivamente y encarar nuestra segunda ruta del día. En esta ocasión no tuvimos que coger el coche, ya que dicha ruta comenzaba en el mismo Vielha y transitaba por senderos que iban bordeando los pueblos de alrededor. Así tomamos el camino que sale a escasos metros del Palau de Gel y comenzamos a caminar a orillas del Riu Garonne, poco a poco transitábamos a los pies del valle, y poco a poco y tras ascender y volver a bajar llegamos hasta Escunhau, luego Casarilh donde cruzamos el rio y comenzamos nuestra vuelta por el otro margen de la carretera C-28, hasta aparecer en Betrén a escasos kilómetros de Vielha. En nuestro recorrido disfrutamos de un sol que ya había vencido a los nublados de la mañana, de los pequeños pueblos que forman parte del valle, y de la tranquilidad y paz que supone pasear por ellos, también de las maravillosas aguas que manan de las fuentes que nos fuimos encontrando en cada unos de ellos, en plena calle, y por supuesto de la Esglesia de Sant Esteue de Betrén, cuyos primeros referentes son del siglo XIV y en la que podemos apreciar signos del arte gótico y románico.

Ruta por Casteiro

Ruta por Casteiro
A nuestra llegada al hotel, nos relajamos en la piscina lúdica de aguas templadas y burbujas, antes de definitivamente cerrar la jornada con una cenita, y un paseito por el precioso pueblo.

Ahh, se me olvidaba, otra noche que dormimos tapaditos.

Por el Norte de España (III). Val d´Aran .Rutas pegaditos a Francia.

Jueves 9 Julio 2015.
Vielha. Más rutas de senderismo. (En coche, 74´3 Km)

Hay veces que uno pone de su parte todo lo que puede, y más, para que las cosas salgan como se han planeado, pero la verdad es que el jueves nos levantamos con el pie cambiado. Y es que cada vez que comenzábamos una ruta de las que teníamos planeadas, la cosa se torcía y hacía imposible poderla llevar a su fin. Aún así los kilómetros que caminamos por distintas sendas de las tres elegidas, fueron una pasada. Al fin y al cabo andábamos por el pirineo, y simplemente ese hecho, ya era un privilegio para nuestros sentidos.


Ruta sobre plano nº 1. Paseo por el corazón de Toran
En coche.
Vielha – Refugio Era Honeria. 33 Km.

Así pues tras desayunar tomamos nuestro vehículo y pusimos rumbo al refugio de Era Honeria donde empezaría nuestra primera ruta. Primero vehiculamos por la N-230 dirección Francia, hasta que una vez a la altura de Bausen tomamos una carretera dirección Canejan, tras andar unos kilómetros nos encontramos con un cruce en el podemos se habrían dos caminos, Porcincles y San Juan de Torán, tomando el segundo y tras vehicular nuevamente unos kilómetros encontrarnos el indicador que nos señala que hemos habíamos llegado a Era Honería. Siguiendo dicha carretera llegamos hasta el refugio donde comenzó nuestra ruta. Una paseo de apenas 2´5 Km. Dificultad baja y que a priori debería de durar en torno a los cuarenta y cinco minutos o así. Hasta ahí todo normal. El Riu Torán nos va acompañando, apareciendo y desapareciendo y brindándonos algunas cascadas muy bonitas entre la frondosa vegetación de abetos y hayas. Todo ello con la mirada del Tuc d´Ermer presidiendo nuestro caminar desde su cumbre. Tras unos minutos caminando y a la altura de la cascada, encontramos a un grupo de excursionista que llevados por un guía caminaban por la senda. Durante unos minutos los acompañamos hasta que decimos avanzar y dejarlos atrás ya que su ritmo era demasiado lento. A todos menos al perro del guía que decidió acompañarnos durante un buen rato. Pocos minutos después nos veíamos perdidos por una senda que nos llevó hasta una presa, donde unos trabajadores nos dijeron que la dirección que llevábamos era equivocada.

Ruta Era Honeria
Al preguntarles por el publecito de Pradet nos contestaron que no tenían conocimiento de que por allí hubiese ningún pueblecito con ese nombre, y nos orientaron por una pista. Pista que seguimos, apareciendo media hora después más o menos en el refugio donde habíamos tomado la salida. En definitiva que no pudimos realizar la ruta tal cual, pero la hora larga que estuvimos caminando entre hayas, abetos y demás vegetación fue toda una experiencia. Y para celebrarlo, cervecitas en el refugio antes de continuar con nuestro caminar.




Ruta sobre plano nº 2. Por caminos de mineros y contrabandistas.
En coche.
Refugio Era Honeria – San Juan de Toran. 1,5 Km.
San Juan de Toran – Caneján. 3 Km.

Nuestro siguiente destino fue San Juan de Torán, un agregado de Caneján situado al fondo del Val de Torán. Un publecito de apenas veinte casa con una iglesia y un bar que en el pasado albergaba la escuela. Tiene unos cien habitantes, su altitud es de 1020 metros y su pintoresca estampa merece la pena visitarla, y además apreciar las montañas de Peirahita, Laujó o el Tuc de Betlán que quedan en un primer plano.
Nuevamente en el bólido llegamos hasta Caneján donde comenzaría nuestra siguiente ruta que nos llevaría hasta Porcincles. Al llegar a Caneján (42º50´25´´N/ 0º44´22´´E) (102 hab) decidimos sacar nuestros bocatas y reponer fuerzas, y así lo hicimos, comimos en el aparcamiento que hay en las misma entrada del pueblo y desde el que se ve un inmenso valle con el municipio de Les en el fondo, luego visitamos el pueblo y comenzamos el ascenso por la ruta que nos llevaría hasta Porcincles. Pero tras un rato caminando y en vista del desnivel que teníamos ante nosotros y sobre todo de los más de treinta grados que zumbaban decidimos desistir de nuestro intento y volver a Caneján. Una pena sin duda, ya que dejábamos atrás una de las rutas más preciosas del Pirineo, pero preferimos no arriesgar con tanta calor y el estomago lleno. Sobre todo porque pasaban las tres de la tarde y no había absolutamente nadie caminando por la senda, con lo que cualquier contratiempo hubiese sido cuando menos preocupante.

En Canejan con el valle y Les en el fondo
Ruta sobre plano nº 3. El hayedo de Carlac.
En coche.
Caneján – Bausen. 12 Km.
Bausen – Vielha. 24´8 Km.

Y de Caneján a Bausen. Bausen (42º50´12´´N/ 0º43´03´´E) (49 hab), este pueblo es aún más pequeño, no llega a los cincuenta vecinos. Eso sí, no le falta una preciosa iglesia y un bar. Según tenemos entendido introducirse por la ruta es hacerlo por un bosque encantado. Y digo según dicen, ya que tras comenzar la ruta y ante la ausencia de carteles que nos guiaran decidimos nuevamente abandonar. El calor seguía apretando de lo lindo y algo cansados no encontramos motivación para pegarnos más de dos horas de caminata. Sin duda la hora y el clima no eran propicios y quizás debimos haber empezado el día con una de estas dos rutas y dejar para la tarde la del paseo por el Valle del Toran.
Así que pusimos destino a Vielha, para descansar y visitar la ciudad, ya que aún no lo habíamos hecho y además teniendo en cuenta que era nuestra última noche en Vielha, creímos conveniente hacerlo.

Por Bausen
Paseito por Vielha.

Vielha (42º44´06´´N/ 0º47´43´´E) (5.474 hab), es simplemente precioso, encantador. Pasear por sus callecitas de viviendas de piedra, placitas escondidas, iglesias, y hacerlo al amparo del Riu Nere y Garonne es toda una experiencia. El pueblo duerme en el fondo del valle, y parece observado continuamente por pueblos como Casau, Gausac o Mijarana que se entremezclan entre la vegetación de las laderas cercanas. Es la capital de la Val d´Aran y como tal y por su punto estratégico cercano a la Estacion Invernal de Baqueira-Beret muestra signos de poderío, ya que en su pequeña avenida comercial, la mejores marcas de ropa deportiva de invierno y esquí tienen franquicias, también encontramos acogedores restaurantes y cervecerías, (en una de ellas, pudimos disfrutar de unas cervecitas y unos tintos) y algo muy importante de cara al viajero, dispone de un amplio parking público y gratuito ubicado en el centro del pueblo.


Placita en Vielha
Riu Nere
Vielha


Por el Norte de España (IV). De la Val d´Aran a Andorra. Puro Pirineo

Viernes 10 Julio 2015.
Vielha – Andorra la Vella. 143 Km. (169 Km).

Atrás dejábamos la Val d´Aran con destino a Andorra la Vella, una de las siete parroquias y capital del Principado. Ante nosotros 143 Km, que se alargarían debido a la incursión que hicimos en el Parc Nacional d´Aigüestortes y Estany Sant Maurici.

Hotel Aran La Abuela, Vielha
Tras desayunar y despedirnos de la recepcionista del Hotel Aran La Abuela donde tan bien nos atendieron comenzamos nuestro camino. Lo hicimos por la C-28 y apenas unos veinte minutos después coronábamos el mítico Port de la Bonaigua (2.072 mt), y lógicamente minutos después llegábamos hasta la Estación Invernal de Baqueira-Beret.


Vistas desde el Port de la Bonaigüa
En ese punto tuvimos nuestra primera parada en la ruta, ya que dejar de ver desde las alturas, por un lado la Val d´Aran y por el otro el Pallars Sobirá hubiese sido todo un delito. Hay que tener en cuenta que durante el invierno este puerto permanece cerrado durante muchos días, ya que la cantidad de nieve que cae en esta zona del Pirineo catalán hace intransitable la C-28. Tras disfrutar de las vistas continuamos hasta pasado La Guingueta d´Aneu, donde tomamos la LV-5004 que nos llevó hasta la población de Sport, una vez allí tomamos otra pista asfaltada hasta el parking a las puerta del Parc Natural. Y una vez allí, comenzamos una ruta a pie por el interior del parque de aproximadamente una hora de duración, hasta llegar al Stany Sant Maurici. Una vez más disfrutamos de un paisaje precioso salpicado de riachuelos y envueltos en vegetación, con el pico de Els Encantats (2745 mt), con restos aún de nieve como dueño y señor de esa zona del parque. A las orillas del lago descansamos un ratito, refrescándonos con el agua de las fuentes, y tras advertir (Carmen) que a escasos metros del lago partían Land Rover hacía el parking, haciendo funciones de taxis, pues… no tuvimos otra que bajarnos montados. Con lo que nuestra capacidad de senderistas quedaba en entredicho nuevamente. Pero como el que no se consuela es porque no quiere, quedamos auto-convencidos por aquello de que aún nos quedaba un buen trecho, sobre todo de curvas hasta Andorra, y teníamos que tener todas nuestras facultades físicas intactas para transitar por aquellas carreteras serpenteantes y peligrosísimas.


Ruta por Aigüestortes. Pico Les Encantans
Lago San Mauricio
Nuevamente en nuestro bólido, ya con el aire a toda pastilla, (en el exterior la temperatura rondaba los treinta y bastantes grados), volvimos sobre nuestros pasos, tras dejar atrás Sport y salir a la C-13, (total ida y vuelta 26 Km), continuamos hasta Sort. Ahora era el Riu Noguera Pallaresa el que no nos perdía de vista, al igual que nosotros no lo hacíamos con él y con el mágico entorno por el que estábamos atravesando. Y en Sort, pues, La Bruixa d´Or, probablemente la administración de lotería mas famosa de España, y que mas premios ha dado a lo largo de su historia, y como no podía ser de otra manera, pues allí estábamos nosotros comprando unos decimitos, para la familia y los bracaneros.
En Sort tomamos la N-260, que nos llevaría hasta la Seu d´Urgell, unos 50 Km, dicho así, suena fácil, pero de eso nada de nada, ¡vaya carreterita de curvas, y curvas y más curvas!, y por si fuese poco un puerto, el Port del Cantó (1720 mt). Eso sí, los paisajes espectaculares.
Llegando a Adrall la cosa se suaviza y las vistas del Riu Segre y de la población de El Pla de Sant Tirs, en el fondo del valle, nos avisa de que estamos cerquita de Andorra. Pero antes hay que pasar por la Seu d´Urgell, con su Parc Olimpic del Segre y por supuesto con su Catedral, que resulta ser la única plenamente románica de toda Cataluña.
Sobre las cuatro de la tarde entrabamos en el Principado y un cuarto de hora después, más o menos lo hacíamos en Andorra la Vella. (Tras dar con el Hotel Pyrénées sin muchos problemas y soltar todos los bártulos, nos pegamos un chapuzón en la piscina del mismo, que resultó ser el mejor antídoto tras un cansino, y a la vez lleno de sensaciones, viaje desde Vielha, además los casi cuarenta grados que hacía en la capital del Principado invitaban a ello.

Hacia Andorra. Con el Pla de Sant Tirs al fondo
Pero aún quedaban muchas más sensaciones fuertes, y es que a las diez de la noche, teníamos entradas para asistir a “Storia”, el espectáculo del Circo del Sol. Con lo que tras el remojón en la piscina, decidimos dar una vuelta por los alrededores del hotel, y así nos tomamos unas cervecitas en la Plaça del Poble, a escasos metros de la Esglesia de Sant Esteve y junto a los ascensores que llevan hasta la parte baja de la ciudad. La plaza con mucha actividad y con varias canasta de baloncesto es uno de los lugares favoritos de los andorranos para pasar su tiempo libre. También alberga los edificios administrativos del Comú d´Andorra la Vella, y Govern del Prat de la Creu.
De allí al hotel para cenar en su restaurante, el 1940 y tras la cena, nos dirigimos andandito hasta el Parc Central, donde una inmersa carpa y unas espectaculares gradas telescópicas nos recibían para poco después pasar un rato mágico e inolvidable con los “artistazos” de la compañía canadiense que durante, casi hora y media, tuvieron embobadas y emocionadas a las cerca de dos mil personas que allí nos dimos cita

Sobre las doce de la noche entrabamos nuevamente por las puertas del bonito y céntrico Hotel Pyrénées, con la única intención de descansar, poniendo fin así a un día lleno de emociones, bonitos paisajes, puertos de montaña, carreteras serpenteantes, buena cena en el hotel, y sobre todo con la espectacularidad del Circo del Sol.

Por el Norte de España (V). Andorra la Vella y Caldea

Sábado 11 Julio 2015.
Andorra (Caldea)

Otra de las maravillas que encontramos en Andorra la Vella, lleva nombre propio, y responde al de “Centro Termolúdico Caldea”. No sabría muy bien cómo definirlo, quizás spa, jacuzzi a lo grande, baños árabes modernos, balneario… la verdad es que es un autentico placer y relax para el cuerpo pasar unas hora en Caldea.
Y con esa intención, tras desayunar como marqueses en el Hotel, nos dirigimos a pie hasta el núcleo urbano de Escaldes-Engordany, apenas a un cuarto de hora de nuestro cuartel general en Andorra la Vella
Llegar no es complicado ya que su magestuosa torre de cristal nos indica el lugar. Luego y tras entrar en la recepción de las instalaciones una chica nos atendió y orientó para sacar el máximo rendimiento en el Centro. Animándonos para que visitáramos la zona llamada inúu, y es que las instalaciones tiene dos platas. En la primera más familiar, las piscinas de agua caliente están llenas de chorritos y cascadas, pero verdaderamente donde se disfruta de lo lindo es en las segunda, con piscinas de inoxidable, multitud de chorros de diferentes presiones y formas y con unas camas donde descansar y sentir los masajes que dan los chorros hacen desconectar de los problemas más profundos. Tampoco faltan las zonas lúdicas donde representan las zonas temáticas azteca, árabe, o las de los pomelos. Por supuesto no faltan las saunas, de sal, de humedad, el haman… En fin una maravilla donde el agua es recogida desde el manantial de Caldea y que llega a setenta grados, para después rebajar su temperatura y tratarla con ozono. Y como estábamos como pez en el agua, también en las mismas instalaciones decidimos almorzar, pasando así algo más de cinco horas acuerpo de rey.

En Caldea
Aspecto exterior de Caldea
Al salir de Caldea decidimos descansar un poquito en el hotel, y como nó, recorrer la avenida comercial de Andorra la Vella, donde las joyerías, perfumerías y tiendas de primeras marcas tienen su espacio, así como los comercio de Duty Free, de tabaco y bebidas alcohólicas, y por supuesto las centrales de los grandes bancos andorranos. Pero tengo que decir, que Andorra ya no es lo que era, y lo digo porque tras, esta, mi cuarta o quinta visita al principado la cosa ha bajado bastante. Aún así tiene su encanto. Sobre todo para la colonia rusa, que parece manejarse a la perfección en el lugar.


Y tras la cena, otra vez buenísima, decidimos toma una copita, o mejor dicho unas cervezas en una cervecería cercana al hotel donde degustamos la cerveza artesana de Andorra, acompañadas de buena música de jazz, como colofón a nuestra segunda y ultima noche en la ciudad. Eso sí, aquí echamos de menos las mantas y sabanitas de Vielha, ya que dormimos con las ventanas abiertas debido a la calina que hacía.
Avenida Comercial de Andorra La Vella

Iglesia de San Miguel, Andorra La Vella


Hotel Pyrenees














Por el Norte de España (VI). De Andorra al Cap de Creus

Domingo 12 Julio.
Andorra la Vella – Roses. (205 Km)

Nuestra visita a Andorra tocaba a su fin, ahora poníamos rumbo al Cap de Creus. Y tras desayunar, una vez más de forma genial, en el hotel y recoger los bártulos nos encaminamos a Roses, nuestro siguiente campamento base. Pero antes de comenzar el trayecto repostamos en una estación de servicio dentro del Principado, ya que el precio del litro de gasoil era considerablemente más barato que en la Península. Atrás dejábamos Andorra la Vella (42º30´18´´N/1º30´27´´E) (24.574 hab) con su calle longitudinal, que a la vez, es la carretera, que atraviesa el Principado hasta salir por Francia. Nosotros lo hicimos por el mismo camino por el que habíamos entrado apenas un par de días antes, pasando por el paso fronterizo, y la aduana de Sant Júlia de Loria. Donde un estúpido policía nacional pareció perdonarnos la vida, justamente al pasar la frontera. Estúpido y mal educado… Lástima, ya que no representando al grueso de los Policías Nacionales, entre los que tengo amigos, este personaje mancho la imagen de todo el cuerpo con su actitud chulesca y desvergonzada. En fin.. que pocos minutos después y   tras   transitar  nuevamente por territorio   español  (N-145),  entramos  en la Seu d´Urgell,(42º21´28´´N/1º27´43´´E) (12.336 hab) donde al amparo del Riu Valira y el Segre se erige la Catedral de Santa Maria d´Urgell, única íntegramente románica de toda Cataluña, y que data del siglo XII. Sin duda una de las grandes joyas de la arquitectura religiosa catalana. Durante unos minutos caminamos por sus alrededores, para luego entrar al templo y descansar un poquito mientras observábamos su austera belleza a la par que oíamos la homilía dominical.
Catedral románica de la Seu d´Urgell
Pero como nos quedaba mucho camino por andar hasta vernos en la costa de Girona, reanudamos la ruta a través de la N-260 que parece dividir dos comarcas míticas catalanas, la Cerdenya de El Cadí, dejando atrás el Art Urgell. La Cataluña profunda en estado puro, y así lo pudimos ir comprobando a la par que avanzábamos por el Parc Natural del Cadí-Moixeró. Otra vez carreteras serpenteantes entre valles y picos maravillosos. En Bellver de Cerdanya dejamos la N-260 para tomar la C-16 y atravesar las entrañas de los macizo del parque a través del mítico Túnel del Cadí. Pero lo bueno vendría después una vez abandonada dicha C-16 en Guardiola de Berguedá cuando enganchamos con la B-402. Y es que en realidad, más que una carretera, yo la definiría como una pista asfaltada, en la que difícilmente uno puede meter ni tan siquiera tercera. Poco a poco se va subiendo a través de una carretera escasa de visibilidad pero entre un entorno maravillosos y mágico, en el que apenas uno encuentra vehículos transitando. Tras unos pocos de kilómetros, en realidad no muchos, pero agotadores, llegamos a Ripoll .(42º12´02´´N/ 2º11´34´´E) (10.571 hab). La patria chica de mi compi Gemma, capital de la Comarca del Ripollés, y que parece dormir a los pies de la Vall de Nuria. Digamos que andábamos a mitad de camino de nuestra ruta, motivo por el que hicimos una incursión en Ripoll para descansar un ratito de tanta curva y belleza, y tomarnos un refrigerio. Casi del tirón dimos con la plaza del ayuntamiento, y con el orgullo de los ripolleses, el Monasterio Benedictino de Santa Maria de Ripoll, y es que muchísima historia tiene dicho templo. Fundado en el 880, ni más ni menos, por Wifredo el Velloso, fue posteriormente lugar de enterramiento de los Condes de Barcelona, también centro cultural muy importante en la Edad Media, además fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 1.931. Sin duda una joya para los ripolleses y la comarca, que sorprende al viajero, aunque para sorprender, el Sij que se ataviado con la indumentaria típica de esta etnia, se tomaba un café en la plaza del ayuntamiento a más de treinta grados de temperatura.

Monasterio de Santa Maria de Ripoll
Nuevamente en ruta, y nuevamente por la N-260, ahora nuestro destino cobraba tintes de recomendación, y respondía a dos nombres. Castellfollit de la Roca, y Ca la Paula. El primero responde a uno de los pueblos más bonitos de Cataluña y el segundo al restaurante que nos recomendó mi compi para disfrutar de buenas viandas. Y sin duda las dos fueron un acierto, aunque cuando llegamos a Castellfollit de la Roca. (42º13´17´´N/ 233´03´´E) (1.013 hab), el panorama era desolador, y es que la tremenda calina seca que hacía, mantenía a los lugareños escondidos en sus viviendas, pero antes de visitar el pueblo decidimos comer. El almuerzo genial, así como el paseito por las calles y casas con fachadas de piedra del pueblo, del mirador y las vistas de la Comarca de la Garrotxa. Por cierto zona volcánica. En fin, todo un acierto visitar y almorzar en un pueblo pintoresco y muy bonito de la Catalunya profunda. 

Calles de Castellfullit de la Roca
Castelfollit de la Rocas a lo lejos.
Apenas  una  hora  después  y tras dejar  atrás  Figueres   Empuriabrava    entrabamos   en  Roses        (42º12´48´´N/ 3º10´30´´E) (19.600 hab). Estábamos en el famoso Cap de Creus, concretamente en el Alt Ampurdán con su inmensa llanura y por supuesto con el mar Mediterráneo dándonos la bienvenida. No costó mucho dar con el Hotel Thalassasport. Otra cosa fue entrar en el apartamento que nos tenían reservado, y es que a eso de las cinco de la tarde la recepción estaba cerrada y el edificio de apartamentos también. Tras encontrar un cartel en que nos mandaban al restaurante del hotel, a escasos metros de este, tampoco dimos con nadie que nos atendiese, y tras un rato trapicheando por allí, pudimos entablar conversación con unos chico alemanes que estaban en un apartamento aledaño al restaurante, pegándose un baño en la piscina. El chico llamó a la propietaria del hotel y pude hablar con ella por teléfono. A los quince minutos apareció Montse, la propietaria, señora de mediana edad, de buen porte y catalana hasta la medula, que pidiéndonos disculpas nos llevó hasta nuestro apartamento. La espera y desconcierto de minutos antes merecieron la pena. Pedazo de apartamento a escasos cien metros de la palya, con dos terrazas espectaculares, vistas al mar, y el bólido aparcado en la misma puerta. Al fin nos veíamos descansando, aunque el descanso duró poco, ya que el reclamo de la playa, nos hizo pegarnos el primer remojón minutos después. Concretamente en la Playa del Salatar, en plena Bahía de Roses, donde un agua limpia y nada fría nos sirvió de alivió a tanto kilómetro, curva y sobre todo calor, ya que el bochorno era importante.

Y tanto nos gustó la Playa de Salatar que tras dar un paseito ya con la noche encima, cenamos en un chiringuito (Xiri d´Akells) de madera y con música reggae de fondo, a escasos metros del mar que nos repuso a tanto trajín, dando casi por finalizado el día.

Por el Norte de España (VII). Cap de Creus. De Roses a Port de la selva

Lunes 13 Julio.
Roses.

Roses – Port de la Selva (Ida y Vuelta, 39´4 Km).

Una vez situados en Roses, comenzaba nuestra visita al Cap de Creus. Se trata de un Parque Natural, situado en el punto más oriental de la Península Ibérica, y al norte del Golfo de Roses. Es un promontorio abrupto y rocoso que guarda maravillosos lugares, alternando playas y calas espectaculares con parajes montañosos de matorrales.
Nuestra primera ruta nos llevaría desde el sur en Roses hasta el Norte, concretamente al municipio del Port de La Selva, apenas 20 kilómetros, eso sí llenos, una vez más, de curvas por una carretera estrecha en la que a veces, y cuando alguien viene de frente, piensas que no se puede seguir avanzando. Para ello vehiculamos por la GI-614 hasta el cruce de Cadaqués o el Port y luego continuamos por la GI-613. Digamos que comenzamos a nivel del mar, y terminamos nuevamente con el agua a los pies, pero entre tanto hay que ascender para luego bajar. Eso hace que durante el recorrido las vistas de Roses o el Port de la Selva se sucedan haciendo del camino una experiencia bonita y llena de color.
Unos cuarenta minutos después de dejar Roses llegamos a nuestro destino, El Port de la Selva, (42º20´15´´N/3º12´15´´E) (980 hab) se presenta como un pueblecito pesquero del Alt Ampurdán, de arquitectura marinera donde destaca sobre todo la Esglesia de Santa Maria de Las Neus, también cuenta con un pequeño pero coqueto puerto deportivo, y pasear por sus callecitas resultó de los más placentero. También aprovechamos para comprar algo de lectura, y útiles para la playa, (sombrilla, paletas, etc), y antes de volver a Roses tomar un refrigerio a pie de playa.


En el Port de la Selva
Otros cuarenta minutos más o menos necesitamos para volver hasta nuestro hotel, para luego almorzar en el restaurante del mismo y pegarnos una siestecita.
Lo de ver caer el sol en la playa nos gustó el día anterior con lo que decidimos repetir, y dar la tarde bañándonos y tomando el sol. Un sol que hacia dorada la fina arena del mar, cuando las olas bañaban la orilla de una playa en la que se podía avanzar hacia el interior sin temor a que nos tapase el agua.

Por la noche decidimos visitar Roses, ya que nosotros estábamos alojados algo alejados del centro del pueblo. Recorrimos el paseo marítimo hasta el centro apurando las últimas luces del día que daban paso a la noche, y luego nos adentramos por las callejuelas del casco viejo. Otra experiencia resultó ser caminar por aquellas callecitas llenas de vida y comercios que casi hasta media noche permanecían abiertos. El turismo francés es el verdadero pulmón económico de la zona, y por ello campan a sus anchas por Roses. Nosotros cenamos en la Marisquería la Gallega de Roses, regentado por una cubana afincada en la zona. Comimos bien, bebimos mejor y conseguimos información sobre calitas para visitar al día siguiente, que nos facilito una de las camareras del local.

Roses desde la Playa del Salatar
Atardecer en la Bahia de Roses
Luego a la vuelta nuevamente caminando comprobamos de primera mano la vida que tiene la pequeña localidad de la costa gerundense, que en verano aumenta su población de forma considerable.