domingo, 11 de enero de 2015

Asturias Mágica. (I). Camino de Asturias.

Rulando por el Norte de España.

Dia 1. (Miercoles, 25/6/2014)
Montilla - Cangas de Onis.  (950 Km).




Lo de comenzar un nuevo viaje siempre tiene una gran dosis de incertidumbre, y más aún cuando el destino es desconocido para el viajero. Pues a esas dosis de incertidumbre uníamos unas ganas enormes de desconectar, algo que normalmente suele ser habitual pero que en esta ocasión cobraba un sentido especial. Y con esa incertidumbre y ganas de desconectar pusimos rumbo a los territorios del Rey Pelayo sobre las ocho y algo de la mañana. Algo más de novecientos kilómetros separaban Montilla de Cangas de Onil, el que sería nuestro primer campamento base. Con todo preparado y la ranche hasta las trancas de gasoil fuimos dejando atrás nuestro punto de partida.

Preparando ropa de abrigo
El miércoles nos regaló solecito hasta, como no, acercarnos a Asturias, donde atravesamos el Puerto de Pajares, con una niebla que apenas dejaba ver, y una llovizna desesperante.
Pero antes de eso y en nuestra ruta dos momentos más merecen ser detallados. El  primero, el paso por Guadarrama (15.335 hab. 40º40N/06º06W) y un poco más adelante El Alto de los Leones (1.511 mt), que separa las provincias de Madrid y Segovia. Este recorrido lo hicimos por la vieja N-VI evitando los túneles de la AP-6 y pudiendo así disfrutar de un paisaje único en plena Cordillera Central.
Nuestra segunda parada significativa no tiene nada que ver con la primera, ni en lo paisajístico ni tampoco en lo bullicioso.
Labajos   (146 hab. 40º50N/04º30W)) en plena campiña segoviana se presenta ante nosotros con aromas de una aldea casi desierta. Y digo casi, ya que nada más aparcar en plena plaza, a escasos metros del Ayuntamiento y de la Iglesia de San Pedro (donde a las espaldas echamos unas meadillas), una vieja al visillo nos radiografiaba con la incertidumbre de no saber que hacíamos allí. Minutos después cuando sacamos nuestros bocatas de jamón con aceite respiró más tranquila.
Con los estómagos llenos (avance de lo que sería nuestro viaje) proseguimos hasta el mencionado Puerto de Pajares (1.378 mt). Sí, ese mismo que casi siempre en invierno necesita de cadenas para atravesarlo en el mejor de los casos, en el peor simplemente permanece cerrado. 

Al paso por el Puerto de Pajares

El puerto de Pajares marca otro limite geográfico de importancia, no en vano separa Castilla-León de Asturias. Y fue en ese punto donde un camión de gran tonelaje que vehiculaba delante de una hormigonera a la que seguíamos nosotros nos hacían tener una ligera idea de los hostiles que deben de ser estas tierras en pleno invierno.

En nuestro avance por Asturias la niebla fue dejando paso  a un cielo gris y plomizo, que no podía impedirnos ver la generosa vegetación del paisaje, a veces salpicado con muestras de que andábamos por tierras mineras, como así fue nuestro paso a la altura de Mieres por el Lavadero Batán. 

Lavadero Batán
Unos pocos de kilómetros después llegábamos a Cangas de Onil (6.787 hab. 43º18N/05º04W). Donde el Puente Romano saluda al viajero, recordando que en esta ciudad se estableció el Rey Pelayo haciéndola a su vez la primera Capital del Reino de Asturias. Por ello del puente cuelga la llamada Cruz de la Victoria. También el mismo puente sirve para delimitar el Consejo de Cangas de Onil del Consejo de Parrés.

Y precisamente en este último y con el puente al fondo estaba nuestro hotel, que no podía llamarse de otra manera que Puente Romano.

Y para terminar el día y con más de novecientos kilómetros en el cuerpo decidimos comenzar nuestra incursión por la gastronomía asturiana con queso de cabrales y cachopos, un plato similar a nuestros San Jacobos pero con ternera en lugar de cerdo.

Puente Romano en cangas de Onís.


 



























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