Dia 1. (Miercoles, 25/6/2014)
Montilla - Cangas de Onis. (950 Km).
Lo de comenzar un nuevo viaje siempre tiene una gran
dosis de incertidumbre, y más aún cuando el destino es desconocido para el
viajero. Pues a esas dosis de incertidumbre uníamos unas ganas enormes de
desconectar, algo que normalmente suele ser habitual pero que en esta ocasión
cobraba un sentido especial. Y con esa incertidumbre y ganas de desconectar
pusimos rumbo a los territorios del Rey Pelayo sobre las ocho y algo de la
mañana. Algo más de novecientos kilómetros separaban Montilla de Cangas de
Onil, el que sería nuestro primer campamento base. Con todo preparado y la
ranche hasta las trancas de gasoil fuimos dejando atrás nuestro punto de
partida.
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Preparando ropa de abrigo |
El
miércoles nos regaló solecito hasta, como no, acercarnos a Asturias, donde
atravesamos el Puerto de Pajares, con una niebla que apenas dejaba ver, y una
llovizna desesperante.
Pero
antes de eso y en nuestra ruta dos momentos más merecen ser detallados. El primero, el paso por Guadarrama (15.335 hab. 40º40N/06º06W)
y un poco más adelante El Alto de los Leones (1.511 mt), que separa las
provincias de Madrid y Segovia. Este recorrido lo hicimos por la vieja N-VI
evitando los túneles de la AP-6 y pudiendo así disfrutar de un paisaje único en
plena Cordillera Central.
Nuestra
segunda parada significativa no tiene nada que ver con la primera, ni en lo
paisajístico ni tampoco en lo bullicioso.
Labajos
(146 hab. 40º50N/04º30W)) en plena campiña
segoviana se presenta ante nosotros con aromas de una aldea casi desierta. Y
digo casi, ya que nada más aparcar en plena plaza, a escasos metros del Ayuntamiento
y de la Iglesia de San Pedro (donde a las espaldas echamos unas meadillas), una
vieja al visillo nos radiografiaba con la incertidumbre de no saber que
hacíamos allí. Minutos después cuando sacamos nuestros bocatas de jamón con
aceite respiró más tranquila.
Con
los estómagos llenos (avance de lo que sería nuestro viaje) proseguimos hasta
el mencionado Puerto de Pajares (1.378 mt). Sí, ese mismo que casi siempre en
invierno necesita de cadenas para atravesarlo en el mejor de los casos, en el
peor simplemente permanece cerrado.
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Al paso por el Puerto de Pajares |
El puerto de Pajares marca otro limite geográfico de importancia, no en vano separa Castilla-León de Asturias. Y fue en ese punto donde un camión de gran tonelaje que vehiculaba delante de una hormigonera a la que seguíamos nosotros nos hacían tener una ligera idea de los hostiles que deben de ser estas tierras en pleno invierno.
En
nuestro avance por Asturias la niebla fue dejando paso a un cielo gris y plomizo, que no podía
impedirnos ver la generosa vegetación del paisaje, a veces salpicado con
muestras de que andábamos por tierras mineras, como así fue nuestro paso a la
altura de Mieres por el Lavadero Batán.
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Lavadero Batán |
Unos
pocos de kilómetros después llegábamos a Cangas de Onil (6.787 hab.
43º18N/05º04W). Donde el Puente Romano saluda al viajero, recordando que en
esta ciudad se estableció el Rey Pelayo haciéndola a su vez la primera Capital
del Reino de Asturias. Por ello del puente cuelga la llamada Cruz de la Victoria.
También el mismo puente sirve para delimitar el Consejo de Cangas de Onil del
Consejo de Parrés.
Y
precisamente en este último y con el puente al fondo estaba nuestro hotel, que
no podía llamarse de otra manera que Puente Romano.
Y para terminar el día y con más de novecientos
kilómetros en el cuerpo decidimos comenzar nuestra incursión por la gastronomía
asturiana con queso de cabrales y cachopos, un plato similar a nuestros San
Jacobos pero con ternera en lugar de cerdo.
Puente Romano en cangas de Onís. |
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