domingo, 11 de enero de 2015

Asturias Mágica (II). Lago Enol, Covadonga y el Naranco



Dia 2.

Jueves 26 Junio 2014.

Lago Enol. Santuario Covadonga. Rondando el Naranco.  (48 Km).




El jueves era nuestro primer día en el Principado y aprovechando nuestra cercanía a lugares emblemáticos decidimos poner rumbo a los lagos a primera hora de la mañana. Resultó ser una de las rutas más cortitas pero a la vez de las  más intensas.



Dejamos atrás Cangas de Onil por la AS-114, para luego tomar la CO-4 a la altura de Soto de Cangas. Las nubes se alternaban con el sol en un cielo que poco después se tornaría totalmente nublado. La intensa vegetación y la serpenteante carretera, numerosamente invadida de vacas, nos hacía disfrutar de un recorrido sensacional en el que vehiculábamos totalmente solo.

El Lago de Enol, parecía esperarnos sin prisas, y a pocos metros dejamos la ranche, para adentrarnos por una senda que nos dejaba a la orilla del mismo. Permanecer en ese mágico lugar, solos, solamente acompañados por lo mugidos del ganado que pastaba por los alrededores, nos hizo entender lo insignificante que es el ser humano ante tanta naturaleza. Pero una niebla intensa fue poco a poco adueñándose de lugar haciéndonos volver a la ranche e invitándonos a proseguir con nuestra ruta.

Lago de enol

Santuario Virgen de Covadonga
Ruta que continuó hasta el Santuario de la Virgen de Covadonga. Resulta un lugar místico incluso para los no creyentes. 

Construido a escasos metros de la cueva donde al parecer se apareció la virgen, el santuario toma protagonismo entre las montañas impregnadas de vegetación y de tonos verdosos, donde destaca sus tejados de color arenoso. Todo parece colocado con maestría para llamar la atención del viajero, convirtiéndolo en un lugar de peregrinación para fieles y no fieles.

En nuestra vuelta hacía Cangas de Onil un hecho particular pudo haber trastocado nuestras vacaciones. Y es que a punto estuvimos de ser robados por una cuadrilla de gitanos, que aprovechando nuestro grave despiste de dejar nuestras mochilas y teléfonos a la vista en el interior de la ranche, se sorprendieron con nuestra presencia cuando a puntito estaban de romper el cristal de la ventanilla de la ranche.
Todo ello ocurrió en la parroquia de Covadonga, y quizás por ello, la Virgen nos tendió un manto.

Tras volver a Cangas y dirigirnos a la Oficina de Turismo para pedir información (la guía de Asturias se quedó en Montilla), pusimos rumbo a otro de los lugares más bonitos de nuestras vacaciones. Nuevamente tomamos la AS-114 que nos llevaría por paisajes preciosos (esto siempre va ha ser así) hasta Arenas de Cabrales donde cogeríamos la AS-264, una vía estrechita, serpenteante,  y casi siempre acompañada por el Rio Cares hasta llegar a Poncebos.

Una vez en Poncebos dejamos la ranche y a pie comenzamos la subida hasta el mirador del Naranco de Bulnes por una pista mal asfaltada que haciendo eses (casi veinte curvas) y que tras un buen rato de sufrimiento y ascenso nos dejó en  la aldea de Camarmeña (25 hab. 43º26N/04º83W).

Naranco de Bulnes


Camarmeña
Al mirador no llegamos, ya que nada más entrar por la aldea nos topamos con el Bar la Fuentina, donde paramos casi de forma inconsciente. Un buen solomillo de ternera y cervecitas fueron el argumento ideal y compañeros extraordinarios para contemplar desde la terraza de la Fuentina  el pico del naranco que apenas se dejaba ver tras una nube grisácea, a unos cuanto de kilómetros y bajo un solecito balsámico dimos buena cuenta de aquel manjar. Luego y antes de volver sobre nuestros paso visitamos la aldea (Un par de minutos, si acaso).



Apenas llevábamos algo más de medio día en Asturias y las sensaciones estaban a tope. Y para continuar disfrutando (solo transitar por aquellas tierras ya lo es) decidimos visitar un museo cueva donde duermen los famosos quesos de cabrales, no en vano andábamos por esa comarca. La experiencia no es nada del otro mundo pero merece la pena saber de las costumbres de sus gentes y del procedimiento que sigue el queso.



Una vez en Cangas y para reponer azucares y cafeína, hicimos una paradita en la plaza del Ayuntamiento (Cafetería Hotel Los Arcos), allí hicimos un recorrido mental por todo lo vivido hasta ese momento y planificamos el día siguiente. Pero nuestro primer jueves en Asturias daría aún mucho de sí, tanto como cuatro botellas de sidra bien escanciadas, acompañadas de buenas viandas de la tierra, y con el broche final de unos bailes en una placita cercana a la sidrería donde Carmen demostró todos sus encantos de bailarina.

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